Tras
leer los cuatro números de esta serie de Elektra, no puedo menos que
compadecer a sus autores, como lo hice en la saga de Daredevil La caída del paraíso
y en la posterior El árbol del conocimiento.
Cuando el propio Miller declara su indignación por la falta de
palabra de Marvel al no respetar su promesa de no resucitar a
Elektra, uno ya está totalmente predispuesto en contra de todo lo
que McDaniel y Chichester intenten hacer.
Craso
error y mea culpa por caer en esa trampa de la crítica fácil y
precipitada. Chichester debe estar hasta al gorro de tener que luchar
contra la sombra de Miller, y se ha
trabajado la documentación a la vez que ha creado una historia
potentísima, con puntos clásicos de Marvel, pero con un dominio muy
serio del personaje. Su trabajo bien merece un aplauso, pues hacía
una eternidad que no leía algo tan serio y bien escrito como sus
guiones para Daredevil,
y ahora para esta miniserie de Elektra.