miércoles, 19 de diciembre de 2012

Reseña de "Flash Secretos Oscuros" de Mark Waid y Óscar Jiménez

Mark Waid, el guionista de la moraleja fácil por excelencia, y Óscar Jiménez, el hombre-Flash también por excelencia, nos presentan un nuevo episodio de las aventuras de Flash, que de 100 en 100 páginas va publicando Ediciones Zinco.
Secretos Oscuros enfrenta a Flash a dos de sus enemigos tradicionales, Mongul y el Amo de los Espejos, personaje cuyo nombre, carácter y hasta uniforme parecen directamente sacados de la Golden Age, confirmando el aire francamente retro de la colección. Lo que salva la colección del clasicismo más horriblemente acartonado es el hecho de que ni siquiera Waid se toma demasiado en serio sus historias, y suele incorporar altas dosis de humor a sus historias.
Del lado de Óscar Jiménez, poco que comentar, salvo que su presencia en la colección sea el único motivo por el que nos llegan estas historias. Estamos ya un poco aburridos de ver a Jiménez dibujando Flash; nos gustaría verle dibujar otras cosas, otras series, otros personajes, igual que nos gustaría ver hacia donde va a evolucionar su estilo: seguir los pasos de Pacheco está bien para empezar, pero Jiménez es un dibujante muy joven como para no incorporar otras influencias, sobre todo considerando los bruscos movimientos que está experimentando el mercado americano.
Sin embargo, Jiménez se salva por el mismo motivo que lo hace Waid. Flash, como colección, no está mal, se vende muy bien en Norteamérica, tiene un nivel muy regular de calidad en el historia y en el dibujo. Funciona, sin riesgos, sin novedades, pero funciona. Y, con los tiempos que corren en todas partes, no es cuestión de arreglar lo que no se ha roto. Flash no va a ser nunca el número uno en las listas de ventas, ni el título favorito de la crítica, pero funciona estupendamente bien para pasar un buen rato, sobretodo si uno se siente un poco meláncolico.
Marcos González, Slumberland 11, 1996

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