lunes, 23 de abril de 2012

Análisis de "Tom Strong" de Alan Moore y Chris Sprouse


Curiosos tiempos vivimos. El mes pasado se reseñaba en estas mismas páginas el divertimento retrofuturista de Motter y Lark, y este mes tenemos que hablar de otras dos joyas del género: el esperado represo de torres al universo de Rocco vargas, y esta primera entrega de TomStrong, el artefacto más posmoderno y autoconsciente de la escudería ABC. Mucho se ha hablado del regreso de Alan Moore al mainstream y de su línea ABC.
Seguramente demasiado. Muchos lo han aplaudido sin reparos, pero otros no han sabido asimilar que los tiempos han cambido y ya no tiene sentido un nuevo Watchmen, que con el correr de los años se hacen necesarios nuevos puntos de vista, una nueva visión que oxigene un mercado excesivamente viciado y endogámico. Así, el guionista británico echa mano de las fuentes literarias del superhéroe y recrea, con una dosis considerable de ironía, un mundo arrancado de las páginas de los viejos pulps, lo destila en su particular alambique pop y, ayudado por la elegancia un poco lánguida de Chris Sprouse, que nunca ha dibujado mejor, entrega un tebeo impecable, lleno de referencias y de guiños al lector, pero que jamás pierde de vista su principal objetivo: contar una historia, y hacerlo bien, con eficacia, con talento y, lo que es más importante, sorprendiendo. 
Si tuviéramos que explicar la premisa de Tom Strong, hablaríamos de un Doc Savage puesto al día según los postulados del romance científico (peculiar género que hiciera famoso H. G. Wells), de sus aventuras a lo largo de un sigle veinte ficiticio, teñido de una deliciosa y estética nostalgia del futuro; de su notable familia (gorila parlante incluído) y de sus no menos espectaculares enemigos. Si tuviéramos que definir este primer número, modélico sería el adjetivo más ajustado: presenta personajes y entorno, cuenta una historia completa y coherente (la del origen del protagonista además) y se permite el lujo de una pirueta de metaficción, todo en 32 páginas. ¿Se puede pedir más?
Reseña escrita por Francisco navarro, Volumen Dos 5, 2000 
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