La receta
que el padre de los ABC Comics ha manejado para preparar su Promethea
ya fue comentada hace unos meses por estas mismas páginas: tómese
media cuarta de Wonder Woman, una pizca de The Sandman, y sírvase
bien fresquito, en raciones de veintitantas páginas. En manos de
otro, un guiso de este tipo habría dado como resultado un plato un
tanto indigesto. Al menos, nueve de cada diez veces. Pero, claro, Moore no es una cocinero cualquiera, Watchmen, V de Vendetta, FromHell.. incluso sus Wildcats: obras mejores o peores, más o menos
trabajadas, pero que no dejan de confirmar la validez del que es hoy
por hoy uno de los mejores guionistas en activo de este negocio. En
Promethea, Moore combina con acierto tecnología con mitología,
ciencia con misticismo, contando hábilmente -y en ocasiones
experimentando con todo tipo de recursos narrativos, atención al
séptimo número- la historia de la última Promethea, Sophie Bangs,
que de la noche a la mañana se ve convertida en la guerrera que da
nombre a la serie.
Y todo ello acompañado por los lápices de un J. H. Williams III poco conocido por estos lares pero que confiere al tebeo la credibilidad y -sobre todo- la ambientación que éste requiere. Vamos, que con platos como Promethea, a uno se le van las ganas de hacer dietas.
Y todo ello acompañado por los lápices de un J. H. Williams III poco conocido por estos lares pero que confiere al tebeo la credibilidad y -sobre todo- la ambientación que éste requiere. Vamos, que con platos como Promethea, a uno se le van las ganas de hacer dietas.
Manuel
Bartual, volumen dos, 5 2000
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