miércoles, 4 de enero de 2012

RELATO: "LA LECCIÓN DE TAPELIAN" (por MIGUEL ANGEL CASTAÑERA)

LA LECCION DE TAPELIAN

.......¿Te he hablado alguna vez de Joheric? dijo Tapelian mientras se acomodaba sobre un cojín forrado con la piel curada de un ciervo e indicaba con un gesto a la joven semielfa de nombre Nuala que se sentara en otro similar, más pequeño pero igualmente cómodo.

>> En Elantris, de donde soy natural...vivía un gran señor elfo con sus dos hijos, un varón llamado Panthell, y una chica, Joheric, más joven que su hermano. Como era costumbre, en los tiempos anteriores a la Guerra Fraticida, el hijo mayor era el heredero al título paterno, de sus tierras y de su fortuna. La hija, Joheric, recibiría un dote lo bastante importante para que un joven noble se sintiera tentado a desposarla, pero no tenia derecho a ninguna de las posesiones de su padre.
- Dicho así, parece muy injusto – intervino Nuala.
Tapelian asintió en silencio, y se arrebujó en la túnica.
-Lo mismo pensó Joheric –continuó el mago-. Esta situación la atormentaba, sobre todo al ser evidente que ella valía mucho mas que su hermano.
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>> En fin, Joheric era tan diestra con la espada que derrotaba a su hermano, Panthell, en los combates simulados que entablaban en los alrededores del castillo. Era más fuerte y más inteligente que su hermano mayor. Pero, al no ser la primogénita, sabia que al final vería pasar a manos de quien no lo merecía todo cuanto, en su opinión, habría debido pertenecerle a ella. Todo el mundo habría debido darse cuenta, razonaba, que Panthell era un mal guerrero, carente de todo discernimiento ético. Sabía que su hermano, acostumbraba a robar, que era cobarde y avaro, y, además, tenia muy pocas luces.

-La convicción de que sus aptitudes y su inteligencia no le servirían de nada incrementó de manera paulatina el resentimiento y la amargura de Joheric. Ansiaba entrar en combate y proporcionar honor y renombre a su casa. Poco después, la Segunda Guerra de los Dragones le dio esa oportunidad. Su padre, a pesar de las vehementes protestas de Panthell, lo obligó a unirse al ejercito elfo. Joheric tuvo que permanecer en la casa familiar y practicó con la espada y el arco hasta estar segura de que sabría defenderse con honor. Transcurrieron así muchos meses sin que se tuviera noticia alguna de Panthell desde que había partido con su regimiento.
- ¿Había muerto? – preguntó Nuala.
- Es lo que su padre temía. O que hubieran echo prisionero a su hijo y heredero. Joheric se presentó ante su padre y juró encontrar a su hermano; juramento, por otra parte, que nadie tomó muy en serio puesto que, al fin y a la postre, era mujer y, además, muy joven, ya que contaba unos veinticinco años, mas joven incluso que tú. Al abrigo de la noche, abandono el castillo y recorrió los bosques de Elantris en busca del regimiento de su hermano.
- ¿Lo encontró? – se interesó Nuala. Tapelian asintió con un cabeceo.
- Lo encontró, sí –repuso- . Pero no como lo había imaginado. Se topó con Panthell justo cuando el regimiento elfo entraba en combate con una tropa de humanos. A punta de espada se abrió camino hasta donde se encontraba su hermano, y allí, con gran sorpresa y consternación, descubrió.....- El mago hizo una pausa-. ¿Qué crees que descubrió Nuala? –inquirió.
El muchacho alzó la cabeza.
- ¿Qué descubrió? – inquirió a su vez.
- Que Panthell combatía al lado de los humanos –resumió Tapelian.
La semielfa sintió un escalofrió que le recorría todo el cuerpo. ¿Qué intentaba decirle Tapelian?.
El mago, sin mirar a Nuala reanudó la historia. Su semblante había asumido una expresión fría implacable.
- Joheric, dominada por la cólera, sin para mientes en lo que hacía, gritó el nombre de su hermano y, cuando Panthell se volvió hacia ella, lo atravesó con la espada. Al parecer, los elfos habían estado siguiendo el rastro de la tropa de humanos a la que se había unido, y dirigía, Panthell. Los elfos diezmaron a los humanos y regresaron con Joheric, a quien, aclamaban como una heroína.
- ¿Heroína? ¿Por matar a su hermano? – La semielfa tragó saliva con esfuerzo.
- Por matar a un traidor – enmendó Tapelian-. ¿Entiendes la moraleja de lo que acabo de contarte? –preguntó.
La semielfa reflexionó unos momentos. ¿Qué una persona puede cambiar el curso de la historia? –sugirió. El mago asumió una expresión aprobadora. – Muy bien. ¿Y que mas?.
Nuala se estrujó el cerebro, pero no se le ocurría ninguna otra alternativa. El mago se aproximó mas a ella; sus ojos semejaban fragmentos de cristal.
-Decide de qué lado estas, Nuala.
La semielfa se puso muy pálida.
- ¿Qué has dicho? –murmuró con un hilo de voz.
-Decide de que lado estas, reiteró el mago.
Acto seguido, se incorporó y se dio media vuelta.
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Escrito por Miguel Angel Castañera, 2012

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