Soñé
con un personaje lánguido, estirado, pálido, dios de sueños, un ser
amorfo, inmortal, inseguro, rastreador de amores imposibles. Y ese ser
tomó la forma de Sandman.
Soñé con un guionista cultivado, algo
arrogante y tan inseguro como cualquier alma humana. Un guionista de
mente abierta en ambas direcciones, sabedor de riquezas literarias y
técnicas, conocedor del arte de narrar. Y ese guionista tomó la forma de
Neil Gaiman. Soñé con un cómic-book denso pero abierto, que me
transportase por derroteros ignotos, que me exigiese como lector, que me
ofreciese como persona. Un cómic-book inquieto, buceador de la psique y
valedor de la historieta como medio en sí mismo. Y ese cómic-book tomó
la forma de The Sandman.
Soñé con dibujantes múltiples y
exigentes, sabedores de pertenecer a una dinastía con obligaciones
éticas y estéticas. Unos dibujantes que rastrean en las formas de la
vida para replicarlas sobre el papel, sin reglas preestablecidas. Y esos
dibujantes tomaron múltiples formas pero, concretamente aparecieron
como, Jill Thompson y Vince Locke el Vidas breves. Penetrar en un cómic
de The Sandman es una experiencia casi mística. Mística por iniciática
en su doble vertiente. A medida que avanza en su lectura redescubres
recovecos hasta ahora inéditos en tu mente. Huecos pletóricos de esencia
de vida que reclaman una reflexión. Los personajes lanzan sus dardos
que se clavan en ti de forma punzante; provocan el éxtasis del
intelecto, reclaman la fuerza de tus otros “yo”.
Técnicamente
hablando, The Sandman muestra de nuevo, el valor y carisma del medio; la
fuerza de las palabras, la complementariedad de los dibujos, el vigor
de la narración. The Sandman explota todas las posibilidades del
cómic-book y refuerza la teoría eterna: este es un medio que transmite
toda clase de mensajes… Aunque para algunos hay que estar preparado. Y
para leer Sandman e impregnarte de él, has de conocer y saber, haber
leído, haberte interesado, haber inquerido, ser una persona de mente
abierta.
Otra vuelta de tuerca para los iniciados. The Sandman
nunca llegará a los incrédulos del intelecto ni a los intelectuales
orgánicos de una sociedad sin rumbo. No vale el “ellos se lo pierden”.
En esta guerra estamos perdiendo todos. Soñé que llegó un día en el que
buscar la verdad no era objeto de burla…
Antoni Guiral Slumberland n º3 julio 1995
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