
Releyéndolo ahora, más por curiosidad que por otra razón, podría -casi- publicarse tal cual. Las que en principio eran características principales de la serie se mantienen: un planteamiento interesante, aunque no precisamente original – Tiphares / Patio de los Desperdicios, un típico ricos/pobres, arriba/abajo-, apoyado en un dibujo atractivo, eficaz y, sobre todo, una carismática y fascinante protagonista con pasado -¿creación?- envuelto en misterio: lo mejor del paquete , un diseño de niña/mujer, una combinación de inocencia/sadismo, que tanto toca la fibra sensible del lector masculino. Pero el desarrollo era típicamente japonés, obviando las posibilidades del entorno propuesto para primar los aspectos más anecdóticos, enmarañándose en interminables y bastante confusas peleas a brazo partido del “ángel” bueno contra el “demonio” malo. Ahora, con cuatro “partes” de la historia ya publicadas por Planeta deAgostini, -es decir, con un reconocimiento de la serie por parte del……público para haber podido llegar tan lejos-, la situación ha variado poco. Alita ha cazado sus recompensas, Alita se ha enamorado, Alita ha sido jugadora de Soller-Ball…euh, perdón, de Motor-Ball, y Alita se ha convertido en el centro de mil complots y venganzas, de mil masacres, desmembramientos y posteriores reconstrucciones, que para algo es un robot. Todo ello, por supuesto, en medio de algunas parrafadas pseudometafísicas sobre la condición humana, que parecen directamente extraídas de un manual tipo “Descubra quiénes somos, de dónde venimos y a dónde vamos en 10 minutos”. ¡Oh, sí!, sabemos algo más de Tiphares y del Patio de los Desperdicios, sabemos algo más de su origen y de ese camelo que son sus técnicas de combate con nombres rimbombantes. Y según parece, en la quinta parte, sabremos algo más del mundo “exterior” que rodea al escenario principal –y casi único- de los episodios anteriores, pero poco más. Así que cualquier comentario parece un tanto superfluo. El lector que no esté enganchado a la serie, raramente se subirá a un tren en plena marcha. Y el seguidor incondicional encontrará más de lo mismo que, aunque hasta ahora pueda parecer lo contrario, no es poco. En estos tiempos, donde encontrar una lectura entretenida con un nivel de calidad que no avergüence se hace difícil. Alita cumple más que sobradamente.
No todos los
días se descubre la sopa de ajo, pero siempre apetece un filete bien
cocinado y bien presentado.
Francisco
Pérez Navarro en Slumberland
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