Considerado
como uno de los autores más importantes de la historia del tebeo
español, Manuel Vázquez se encontró a finales del año 95 con un mercado
en el que una gloria del humor en el que había estado 40 años en activo
no tenía muchas opciones de publicación. Así, tras un fallido intento de
su editorial (Ed. Glenat) de publicar un cómic-book con su nombre que
duró 6 números (“By Vázquez”) y de su última obra, “Vázquez, agente del
fisco” (publicada en la fenecida Viñetas), quedó relegado a la
esporádica publicación de algunas páginas de temática erótica o salvaje,
en diferentes revistas (Barragán, Selén). Poco a poco su humor se fue
agriando, mientras en un último arranque de energía intentó, y consiguió
en parte, ver reconocidos los derechos de autor de sus creaciones
clásicas (Anacleto, las Hermanas Gilda, etc.) en Ediciones B. Pero, en
noviembre de 1995, los problemas de salud que arrastraba desde hacía años se
llevaron una de las vidas más gamberras, cínicas y cachondas que se
recuerdan.
Ahora, y a modo de homenaje (ya que estamos a punto de cumplir un año de su muerte), Glénat saca a la venta Sábado Sabadete, una recopilación de aquellas historietas verdes que Vázquez publicó hacia el final de su flamante carrera, sacando a relucir su cinismo y mala uva natural y que, de no haber tenido ese trágico final, bien podrían haber sido el resurgir de este autor en revistas como Chic o Hustler, que le brindaban la oportunidad de publicar regularmente otra vez. Sin duda, vale la pena gastarse las 495 “piastras” que vale este álbum de 64 páginas como particular tributo a quien nos regaló tantas historietas realizadas siempre con talento, estómago y corazón.
Javier Cortés en Slumberland nº 16, octubre 1996
Ahora, y a modo de homenaje (ya que estamos a punto de cumplir un año de su muerte), Glénat saca a la venta Sábado Sabadete, una recopilación de aquellas historietas verdes que Vázquez publicó hacia el final de su flamante carrera, sacando a relucir su cinismo y mala uva natural y que, de no haber tenido ese trágico final, bien podrían haber sido el resurgir de este autor en revistas como Chic o Hustler, que le brindaban la oportunidad de publicar regularmente otra vez. Sin duda, vale la pena gastarse las 495 “piastras” que vale este álbum de 64 páginas como particular tributo a quien nos regaló tantas historietas realizadas siempre con talento, estómago y corazón.
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