Se
reedita esta primera obra de la segunda época de Will Eisner. Tras
abundantes años semiretirado de la historieta. Eisner descubrió que
el mercado actual podía permitirle hacer obras de la temática que
quisiera con toda la libertad artística del mundo. Su primer tanteo
fue este Contrato con Dios, sorprendente, inesperado, espléndido y
lleno de madurez.
Tres
historias unidas por un barrio atemporal de Brooklyn (igual este año
que hace veinte) que se convertiría en centro de casi toda su obra
posterior. Cuestionamiento de apariencias, personajes humanos dentro
de su estereotipo, apuntes de lo cotidiano, esbozos de una
autobiografía meditada y parcial que alimenta una vocación
humanista y didáctica de lo más encomiable.
Y
por supuesto, todo ello con ese trazo desmañado y algo torpe que le
aleja de su glorioso “Spirit” y que determina toda su etapa
última. Un trazo desmañado, sí, por los muchos años, por la edad
excesiva, que una mente inteligente y aguda como la de Eisner sabe
utilizar en su beneficio para dar calidez humana a personajes
igualmente desmañados y algo vulgares.
Una
narración precisa y medida, una ambientación ajustada, un dibujo
adecuado harán que ese tebeo excelso y brillante sea comprado hasta
por los que compraron en su momento la edición original de Toutain
Editor (la mayoría de ellos la tendrá muy destrozada de tanto
dejarla a amigos o parientes, o bien la habrá perdido por lo mismo).
Como
comentario al margen, quisiera comentar el hecho de que la edición
americana estaba impresa en tinta sepia, reforzando así el tono
nostálgico de la obra. Ni idea de lo que hará Norma, claro.
Lorenzo
F. Díaz en Slumberland nº 24, 1997
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