Nacida
a raíz de la miniserie “Los Libros de la Magia” escrita por Neil Gaiman, y a la sombra de “Sandman” (también escrita por Neil
Gaiman), esta colección regular narra el proceso de aprendizaje de
Tim Hunter, futuro mago supremo que igual puede decantarse por el
bien que por el mal.
La
vida de Tim Hunter es una sucesión de historias de tono mágico e
iniciático, relacionadas con elementos de todo tipo de folklores y
mitologías vistas desde una perspectiva actual, pretendidamente
renovadora, y que bebe en tantas fuentes literarias, musicales y
cinematográficas como el citado “Sandman”.
Todo
ello curiosamente bien dibujado por tres dibujantes tan competentes
como Peter Snejberg, Gary Amaro y Peter Gross, los cuales se alternan
para llevar al quiosco mes tras mes este producto que nació
queriendo ser un “comic de culto” y que ha conseguido serlo.
Francamente, pocas veces he visto una serie con más atractivos que ésta. Las ideas que contiene me interesan, las líneas argumentales me resultan atrayentes, el dibujo me gusta (va desde lo aceptable hasta lo espléndido) y las cubiertas de Kaluta y Vess son de lo mejor que han hecho estos autores en mucho tiempo. El problema es que su guionista, John Ney Rieber (conocido en España por “Dime Oscuro” y “Lobezno: the killing”, ambos con dibujos de Kent Williams), tiende a contar todas sus historias de una forma demasiado anticlimática y hippy para mi gusto. Sus guiones no están lo bastante desarrollados y rematados. Como se suele decir, y pese a atraerme sus tramas, no es plato de mi gusto. Aunque puede serlo para mucha gente (en América goza de saneadas ventas, aunque no excesivas; es “de culto” ¿recuerdan?).
Félix
Buendía en Slumberland n º 24, 1997
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